Reflexiones fiscales en torno a la marcha al mar de Ghandi....

Hoy se conmemora otro aniversario más de la marcha al mar que Ghandi, en 1930, realizó como protesta al impuesto que ese mineral tenía. El entonces, todo-poderoso, imperio británico, podía hacer con la India lo que le viniera en gana. La fuerza del ejército hacía que el Virrey fuera un semi-dios que controlaba todo un subcontinente en lo que hoy es Pakistán, India y Bangladesh.

Curiosamente, aunque la fuerza fue lo que colonizó la India, fue la paz lo que la liberó. Una paz rara de entender porque no existían precedentes de su uso contra una fuerza imperial como la británica.

Esta paz tuvo muchas formas, entre esas la rebeldía fiscal de Ghandi al no pagar el impuesto de la sal. Una gran lección para todos es la posibilidad de rebeldía fiscal como medida de presión civil. Claro está que se deben sufrir las concecuencias de la desobediencia civil, tal como Ghandi las sufrió.

Nuestra historia recuerda un pasaje reciente de desobediencia fiscal cuando la Cruzada Civilista decidió no pagar impuestos al régimen autoritario del General Noriega. Felizmente las consecuencias de esa rebeldía fuero aminoradas por las moratorias concedidas en el gobierno post-invasión.

Ignoramos cuando tiempos como estos regresen a nuestro país, pero deseamos que se mantengan alejados evitando así que recurramos a la desobediencia civil una vez más.

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